Taller de lectura con Franco “Bifo” Berardi
taller de lectura
Fecha tope
30 septiembre 2017 - Buenos Aires
actividad a cargo de Alberto Sladogna:
El alma es el cuerpo como intención, apertura hacia el otro, encuentro, sufrimiento y goce. El alma es devenir-otro: reflexión, conciencia, sensibilidad. Todo lo que es posible, si no sale, si no se expresa, se convierte en sufrimiento. En otras palabras, lo que más me interesa es desarrollar la herencia del psicoanálisis para hallar las potencialidades humanas
Franco “Bifo” Berardi
El taller se desplegará en castellano
Lugar: un salón virtual de Internet
Horarios: 12 horas de Argentina/ 19 horas de Europa/ 10 horas de México
Contribución en los gastos: $400 pesos argentinos/mexicanos, 15000 pesos chilenos; 20 U$A; 17 Euros.
Interesados escribir a: Territorios de artefactos<territoriosartefactos@gmail.com>
Todas las fechas
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30 septiembre 2017
Argumento
En El trabajo del alma usted desplaza el interrogante hacia el campo de la subjetividad y el deseo. ¿Cómo se pueden movilizar esas fuerzas en la subjetividad contemporánea?
–Quiero corregir, perfeccionar la pregunta. No se trata de una “movilización de la subjetividad”, porque la subjetividad siempre está en juego durante todo tipo de proceso social. Se trata, en realidad, de una movilización de la fuerza cognitiva y del psiquismo mismo. Es el psiquismo y la fuerza de producción cognitiva de la sociedad lo que está invertido y siendo explotado por el capitalismo informacional. Entonces, creo que tenemos que desplazar nuestra atención, nuestro análisis y nuestra actuación fuera del territorio de la acción política, de la toma del poder, de la representación, de las elecciones y de los partidos. Tenemos que desplazar esta energía hacia el psiquismo social y las potencias cognitivas. Eso significa que el tema del “futuro”, de una emancipación “futura”, no pertenece a la toma del poder político. Podemos tomar el poder y después: ¿Qué hacer? No lo sabemos ¿Qué puede? No se trata de decir: “la sociedad tiene que tomar el poder político”.
En El trabajo del alma, refiriéndose a la polémica entre Baudrillard y Foucault a fines de los setenta en torno a los mecanismos del poder en el capitalismo tardío, usted completa el concepto foucaultiano de biopolítica acuñando una nueva encarnación: la tanatopolítica ¿En qué consiste?
–Hemos hablado muchísimo de formas biopolíticas del poder pero si intento verificar las formas concretas de esta biopolítica ¿qué encontramos? Encontramos Estado Islámico, ISIS, es decir: el terrorismo de la desesperación. Desempleados que tienen veinte años y se entregan a ese movimiento porque les pueden pagar un salario y, segundo, porque puede satisfacer su deseo de vendetta, su deseo de violencia extrema. ¿Qué es la tanatopolítica? El narcotráfico mexicano no es solo narcotráfico: es la empresa neoliberal de distribución de la droga y también una forma de control tanatopolítico sobre la sociedad mexicana. Por otra parte, la OMS (Organización Mundial de la Salud) señala que durante los últimos cuarenta años el suicido aumentó en el mundo un 60 por ciento. El incremento es enorme. Es decir: el suicidio es la primera forma de manifestación de la intolerabilidad y desesperación que el capitalismo financiero viene produciendo. Eso también significa tanatopolítica.
¿La contracara de esa expansión de la muerte como forma política es el creciente desarrollo ciertas industrias de la felicidad, como el turismo o la industria de los psicofármacos?
–El turismo en el mediterráneo está cambiando de manera muy dramática. Es decir, los europeos no pueden ir a muchísimos lugares del mediterráneo. Solamente podemos ir a las islas y el problema de las islas es que están rodeadas de cadáveres. Porque en el mediterráneo ya hay como 50 mil cadáveres flotando alrededor de las islas. Incluso puede ser que esa cifra sea mayor. Y, cada día, hay nuevas personas que mueren porque los europeos cierran las puertas. Me parece que la persecución de la felicidad se verifica sobre todo a través del aumento en el consumo de píldoras. Es la psicofarmacología. Es la droga, legal o ilegal, que se sigue vendiendo y produciendo en todos lados.
Quería preguntarle sobre el aburrimiento ¿Qué lugar ocupa en este mapa del deseo de la contemporaneidad?
–Es interesante. En la historia de la alienación la época moderna es la época del spleen, la época de la repetición. Somos obligados a repetir toda la vida la misma operación, la misma acción. En la época informacional y cognitiva del semiocapital se verifica un cambio profundo de la alienación porque lo que el capitalismo nos impone es una movilización constante del deseo, de las energías mentales, psíquicas, deseantes. Maurizio Lazzarato ha escrito un libro muy interesante sobre el pasaje del sistema de la repetición industrial al sistema de la diferencia informacional. Cuando entramos en este régimen de atención a la diferencia, que es lo especifico de una buena parte del trabajo cognitivo, nuestras energías psíquicas están continuamente movilizadas. Eso produce un efecto que no es el aburrimiento, sino el pánico. El pánico puede conducir en muchos casos a la depresión. Y la depresión no es spleen. No es simplemente la percepción de una repetición aburrida. Es algo más profundo. La depresión es el desinvestimiento de las energías psíquicas. El desinvestimiento del deseo. La movilización semiocapitalista de las energías psíquicas abre la puerta al pánico, a una velocidad creciente, y abre la puerta a un segundo efecto: la depresión.
¿Piensa que los filósofos de alguna manera cumplen un papel profético al anunciar los problemas que se avecinan?
–No creo que el filósofo pueda ser un profeta, pero seguramente el trabajo filosófico tiene una relación con el futuro. Deleuze y Guattari, en su último libro juntos, ¿Qué es la filosofía?, dicen: la filosofía no es el descubrimiento de la verdad final. No hay ninguna verdad final. No es la afirmación de principios eternos. No es la profecía de lo que pasará en el futuro. La filosofía es creación de conceptos. Etimológicamente el concepto es una herramienta que permite captar juntas muchas cosas ¿Y qué tiene que captar? El concepto tiene que captar el proceso de devenir. Tiene que captar el pasaje desde hoy hasta mañana. Entonces el filósofo no es un profeta. Es el creador de un puente que permite caminar hacia el futuro. Yo no se que va a pasar mañana. Puedo hacer muchas hipótesis. Pero lo que tengo que hacer es crear las condiciones conceptuales, estéticas, filosóficas, existenciales para permitirme a mi mismo y a mis amigos caminar sobre el puente que nos lleva hacia un lugar que no conocemos. Deleuze usa una expresión magnífica: “cartografiar territorios futuros”.
Al parecer en esa frase suena el eco de otra cita, pero de Nietzsche: “El desierto crece”
–Sí. El desierto crece y nuestro trabajo será imaginar y cartografiar aquellos territorios que no están desiertos.