Viajar con Freud. Orvieto y la invención del psicoanálisis

A cargo de Sergio Campbell

Vamos a hablar de viajes, porque hay viajes y viajes, y no todos son iguales; hay viajes que significan travesías, y son estos los que nos interesan. Pero ¿cómo saber que un viaje se trata en realidad de una travesía si no es por sus efectos, es decir a posteriori? Vamos a hablar de ciertos viajes, viajes freudianos, uno realizado en las vacaciones de 1897 por Umbría y Toscana, en Italia; otro realizado por Dalmacia en 1898; y vamos a hablar de un viaje que no se ubica en ninguna geografía, un viaje que significó un pasaje  de analizante a analista a través de un dispositivo por él inventado, el “autoanálisis”, imposible. Un viaje por el duelo de la muerte de su padre. Viaje iniciático de Freud en su invención del psicoanálisis. Viaje que jalonaremos de la siguiente manera: muerte del padre, inicio de su “autoanálisis” y escritura de La interpretación de los sueños. Es el mismo Freud quien nos lo indica en el prólogo a la segunda edición de su Traumdeutung: “Para mí este libro tiene, en efecto, una segunda importancia subjetiva que sólo alcancé a comprender cuando lo hube concluido, al comprobar que era una parte de mi propio análisis, que representaba mi reacción frente a la muerte de mi padre, es decir, frente al más significativo suceso, a la más tajante pérdida en la vida de un hombre. Al reconocerlo me sentí incapaz de borrar las huellas de tal influjo.”

Vamos a hablar de viajes sin respetar la cronología, porque el olvido del nombre Signorelli en 1898, echa una luz sobre el viaje realizado el año anterior cuando Freud pasó por Orvieto y se topó con los frescos en la capilla de San Brizio; luz que nos permitirá leer con más detenimiento la carta escrita a su amigo Fliess el 21 de septiembre de 1897, tres días después de llegar de sus vacaciones italianas, la carta donde le anuncia que ya no cree en su neurótica. Y vamos a hablar de ese particular viajero que era Freud, que elegía compañeros de viaje que le permitieran seguir trabajando. Vamos a hablar entonces de ese viaje donde al compás de los cascos de los caballos, acompañado ocasionalmente por un tal Dr. Freyhaus, Freud olvida el nombre Signorelli; vamos a hablar del viaje que significa el análisis que hace de dicho olvido y la poca importancia que  le da al fragmento que retorna del olvido; nos referimos a “Elli”. Vamos a hablar del viaje iniciado el 19 de agosto de 1897 y los frescos de Signorelli basado en la Divina Comedia de Dante, y la carta que le escribe a su amigo Fliess el 6 de septiembre, tres días antes de llegar a Orvieto, donde le dice que anda buscando olvido. Vamos a hablar entonces de lo que sucedió entre ese 6 de septiembre y el 21 del mismo mes, entre la búsqueda de olvido y el aparente abandono de la teoría de la seducción.

Vamos a hablar de ese momento fundacional del psicoanálisis, donde el deseo de Freud lo transforma y pasa de conquistador a amante, de Aníbal a Winkelman. Vamos a hablar de Freud en Italia, donde el psicoanálisis da sus primeros pasos. Sí, vamos a hablar de ciertos viajes, pero intentaremos viajar también nosotros, instalarnos en el interior de la Capilla de San Brizio, rodearnos de los frescos de Signorelli y dejarnos llevar por las invocaciones.

BIBLIOGRAFÍA:

Freud, Sigmund: Correspondencia completa. Editorial Biblioteca Nueva. Madrid 1997.

Freud, Sigmund: Cartas de viaje. 1895 – 1923. Siglo XXI Editores. Madrid, 2006.

Freud, Sigmund: La interpretación de los sueños. Biblioteca Nueva. Madrid 1973.

Haddad, Antonietta et Gerard: Freud en Italie. Bibliothèque Albin Michel. París, 1995.

Jones, Ernest: Vida y obra de Sigmund Freud. Editorial Nova. Bs. As. 1959.

Vallejo, Mauro: La seducción freudiana. Letra Viva. Bs. As. 2012.