La repetición (continuación 2015)

Sucede –entre otras cosas- que los hechos destronen la consistencia y estabilidad de la representación, condenada ésta así a lo provisorio y a merced de un siempre fluir, soportados en la contigüidad, su principal propuesta de nexo sin unidad previa: “La idea de vecindad, es simplemente la idea de consistencia, si tanto es que uno se permite dar cuerpo a la palabra idea.” (J. Lacan, 15/11/1977) La ideaadquierecuerpo por la vecindad. Representar es efecto, anticipado o desde siempre instalado, de vecindad.

Sucede también que la representación, habitando un hiato originario en el sentido, se halle siempre inacabada. Sólo desde una cifra a leer (en la representación o en la presentación), desde otro lugar que el de la adecuación, le conferirá el sentido. “Es en eso que la historia de la escritura viene a sugerir que no hay relación sexual…pero lo que hay de propio al significante, que llamé con el nombre de S1, es que no hay más que una relación que lo defina, la relación que tiene con S2: S1 —S2. Es en tanto el sujeto está dividido entre este S1 y este S2 que se soporta, de suerte que no se puede decir que sea uno de los dos significantes que lo representa.” (J. Lacan, 15/11/1977). Hay una pérdida originaria del sentido, desde nunca instalada, que la lectura propone como su próxima representación, pero que en realidad restablece retrospectivamente su falta.

Signos que nombramos inmanente y trascendente respectivamente, ambos instalan y apuntalan la emergencia y el retorno del sujeto. Devenir, no relación sexual, serán zonas de remanso donde se propone la detención del análisis. Puntos de desembarque.

¿O la construcción de las diferencias cuya repetición efectúan estos signos también se extingue vía el psicoanálisis?

Nos abocaremos al tiempo (hipotecado en uno de los signos, suspendido en el otro) y al espacio, como lo que nos puede dar señales cuando  y donde la remitencia temporal del signo dimensiona: “la toma de posesión /en cuanto temporeidad/ del espacio no se identifica con una ‘representación’ de lo espacial, sino que, por el contrario, esta última presupone aquella.” (Ser y tiempo, pág.382). Sin escisión, espacio y tiempo no constan por la representación. No hay borde presentación/representación, no hay sujeto. La repetición juega su valor de subjetividad a raíz de una diferencia, ficticia, entre presentación y representación.

Rubén Libros 20 hs.

Cuarto miércoles del mes. Nos vemos el Miércoles 25 de marzo 2015

Para los gastos $30