…no existió política sexual unitaria. Freud y el dispositivo de sexualidad

Gonzalo Percovich

Karl Kraus escribe en 1906: “¡Acabemos con la mojigatería que ha minado la salud física y mental de las naciones por espacio de casi dos milenios! Incluso su espíritu. La naturaleza ha dotado a la mujer con la sensualidad como fuente original en la que las mentes de los hombres pueden encontrar su renovación. No obstante, los padres fundadores de normas han invertido la relación entre los sexos, constriñendo la sexualidad habitual de la mujer mediante convenciones, y permitiendo a una sexualidad masculina funcional correr sin trabas en pos de la procreación. Como resultado de ello, tanto la gracia física como la energía mental se han ajado. A las mujeres de clase media se les impone la dignidad y el autocontrol, mientras que al hombre se le permite una bestial autoindulgencia. Y así, canaliza el espléndido torrente de la sensualidad femenina para sus propias y poco interesantes necesidades, quedando su cerebro totalmente vacío en este proceso”[1]

Karl Kraus denuncia la hipocresía de la moral burguesa en materia de sexo. Afirma que los códigos morales de su época son particularmente opresivos para la mujer. El blanco de sus ataques es a la “brutal moralidad masculina” (brutale Männermoral). Pero al mismo tiempo sostiene una idea de mujer como pura sensualidad que no deja de ser un mero fantasma masculino. Dirá que la belleza femenina está dotada de poderes diabólicos. Así, tanto los escritores como artistas de su época delinearon las distintas aristas de esa figura de mujer: mujer poliándrica, femme fatale, cocotte, gran cortesana, mujer-niña (das Kindweib). Kraus toma para su planteo los contornos delineados por Charles Baudelaire, Émile Zola,  Frank Wedekind, Félicien Rops y Gustav Klimt, entre muchos, y a partir de su propuesta genera un gran debate que lo hace público a través de su publicación La antorcha (Die Fackel). El círculo psicoanalítico de los miércoles no queda por fuera de dicho debate, y será de la mano de Fritz Wittels que la discusión tomará un elevada temperatura.

Dedicaremos el próximo encuentro a abordar dicha temática.

[1] Karl Kraus. El proceso Riehl. 1906.

Imagen: Mujer a caballito. Félicien Rops. 1870.