La angustia en los tiempos de la emancipación sexual
Seminar
Latest date
23 January 2016 - Monterrey
Impartido por Manuel Contreras Ramos.
Miembro de la École lacanienne de psychanalyse
All dates
-
22 January 2016
23 January 2016
Argument
1(de una serie posible): De cómo el desglosamiento etimológico de la inhibición permitió aprehender al fantasma y con ello la manera de situarnos “otra vez” frente a la angustiaNuestro cronos: Segunda década del tercer milenio. La ciencia, convertida en tecnología , ha posibilitado, desde hace un poco más de medio siglo, la liberación del cuerpo femenino de su función reproductora. Como consecuencia , hay ya varias generaciones de mujeres para las cuales ser madres, solo madres, ya no es su destino.
Al menos en occidente, los dispositivos culturales que habían logrado mantener un orden milenario sostenido en la objetivización del cuerpo femenino, crujen, se desvencijan.
¿Habrá bastado el saber de la ciencia para que, por primera vez en la historia, la iglesia católica-romana no logre ya proporcionar sustento simbólico eficiente a la célula social organizada en torno a la figura del pater familiae?
Lo cierto es que la moral sexual cultural que durante dos milenios se había sostenido como dominante, desfallece . La tradición, preservada a través de ritos que conmemoran las “verdades míticas” trasmitidas de generación en generación, a través del lenguaje inconsciente, no ha sido derrotada, pero parece que comienza a batirse en retirada .
¿El derrumbe de la institución matrimonial será efecto de una mutación en la subjetividad, o es la caída de la institución que ha normado a la sociedad por siglos, la que está produciendo los cambios subjetivos?
Dos novelas, publicadas recientemente, describen, a través de sus personajes, mujeres y hombres, algunos cambios aparentes en el ejercicio de la sexualidad.
Una, “El fruto del baobab” de Maite Carranza, reconocida en Cataluña como escritora de libros para niños, nos revela el drama que se vive desde el costado femenino de la sexuación. Se trata de que algunas – cada día más- mujeres, se resisten a mantener vigentes los ritos que las condenaban a ser meros vientres destinados a perpetuar la especie .
El cuerpo femenino, sojuzgado “desde los tiempos en que las víboras andaban paradas” – como se dice en mi comarca – exige goce. Y gozar, aunque le pese al fascinus, implica salir del lugar de objeto al que estuvo condenado desde épocas inmemoriales. Pero la angustia persiste, aunque ahora no sólo se manifiesta desde la vieja forma de una castidad impuesta, sino también desde la triste y postmoderna soledad de la promiscuidad efímera.
Otra, “Sumisión” de Michel Houlebecq, expresa la angustia del lado del amo antiguo, a quien el escritor muestra cómo un académico solterón y sin progenie, inhibido sexualmente y laboralmente obsoleto, anhedónico y sin rumbo. Un macho solitario, angustiado, que finalmente acepta refugiarse en el pasado, pues es lo único que le ofrece un asidero ante el sinsentido de su vida.
¿Está produciéndose realmente una inversión de los papeles de activo y pasivo entre hombres y mujeres? ¿El goce femenino, antes proscrito, se está convirtiendo en amenaza para los detentadores del goce fálico, único pensable hasta hace poco?
Por cierto, en el Japón occidentalizado de hoy, las mujeres se niegan a casarse y los hombres a coger. ¿Está la actividad de las mujeres produciendo temor entre los hombres?
He aquí el solitario “dead end” ante el que aparentemente se encuentra la cultura tecnologizada del mundo actual. ¿Una eternidad de casta o promiscua soledad es lo que nos aguarda? ¿Un retorno al ascetismo del cristianismo originario, ahora reforzado por la reproducción a cargo de la tecnología? ¿Es que habitamos ya el “mundo feliz” anticipado por la ciencia ficción huxleriana? O por el contrario, ¿la caída de la moral tradicional le abre nuevas posibilidades al deseo?
En relación a lo que hemos logrado saber sobre la angustia, ¿Hay algo nuevo bajo el sol?Desde el siglo de las luces, el pensamiento occidental se vio forzado a admitir que ni la contención de las pasiones recomendada por Aristóteles, ni los castigos medievales, ni el llamado a la resignación -a cambio de promesas de eternidad- venidas de la pastoral religiosa…lograron abolir la rebelión de la carne que se manifestaba bajo formas que ahora, gracias a Freud, reconocemos como angustia.
La filosofía occidental contemporánea -reitera Houlebecq- con su solemne propuesta de elección individual y consciente o su dócil aceptación del ser para la muerte, más parecen salidas suicidas, que verdaderas explicaciones de la angustia que se presenta como una traba ante la vida.
Por otra parte, la ciencia médica, no obstante que lleva más de medio siglo combatiendo a la improductiva depresión , o “curando” a la molesta ansiedad, mediante los recursos farmacológicos, tampoco ha logrado, ni se lo propone, entender las causas de la angustia.
Con una religión cuestionada en sus fundamentos, una filosofía individualista y un desarrollo científico materialista, las masas occidentales voltean hacia las viejas religiones politeístas en busca de respuestas espirituales, pero, con respecto al goce sexual, solo reencuentran allí el origen de sus propias desgastadas tradiciones.
En plena modernidad -¿por qué será necesario recordarlo?- entre las quejas incomprensibles de un cuerpo femenino, aquejado por la indomeñable angustia, nació el psicoanálisis. Un médico uxurioso y paternal, Sigmund Freud, inventó un método basado en la escucha y descubrió el inconsciente.
Escuchar en lugar de acallar a la angustiada, produjo nada menos que el descubrimiento de la vía particular por la que se perpetúa la tradición: la vía de la subducción de la moral. La otra vertiente del conflicto, la sexualidad, también fue develada, aunque con menos mérito, puesto que su presencia se había advertido desde siempre: “toujours la chose genitale”.
Entre quienes acogieron con curiosidad y beneplácito al nuevo campo del saber, hubo incluso algunos optimistas, que llegaron a considerarlo como el principio del fin del orden social impuesto por la religión.
Algunos dirán que ya no queda nada de aquel momento fecundo en la historia de las ideas… y efectivamente, el método freudiano ha sufrido muchos avatares: se intentó asimilarlo a la medicina, convirtiéndolo en un híbrido “dinámico” de la psiquiatría, se institucionalizó dando lugar a una nueva jerarquía, se canonizó y se convirtió en teoría, en pedagogía, en consejería… Y sin embargo, algo quedó, quizás migajas en el camino del andar de Freud, pero sin duda suficientes para reorientar la escucha hacia el inconsciente.
Fue Lacan quien nos puso otra vez sobre la senda y quien nos llevo hacia la recuperación del método freudiano de la escucha, aunque para ello haya tenido que reformular la estructura de lo que desde allí habla.
¿Tendrá sentido situarnos otra vez aquí, ante la angustia, tal como lo estuvieron Freud y Lacan en sus propias circunstancias? ¿Valdrá la pena volver a intentar hablar de ella, a sabiendas de que solo nos es accesible desde el sitio particular y singular del cada uno subjetivo? Si, y sólo sí justificamos nuestro intento de aproximarnos a las formas que adopta el malestar sexual cultural de nuestros tiempos presumiendo que encontraremos allí la existencia de algo inédito.
Considerando como punto de partida la lectura de las dos novelas de marras, me ha parecido vislumbrar en ellas una punta de hilo, a la que he llamado subdicción*, que bien podría conducirnos hasta los mitos fundacionales de nuestra cultura. No abandonaremos esa veta.
En Freud la exploraremos a través del asesinato de Layo, del padre totémico y de Moisés, para desde allí explicarnos su sordera y su postura paternal respecto a la feminidad y a lo que quieren las mujeres.
Luego, tomados de la mano de Lacan, lo seguiremos en su replanteamiento del inconsciente como depositario de la lengua materna en su lucha contra el goce, sobre todo el impensable y temido femenino, hasta llegar, desde allí, a intentar desencriptar los misterios de la trinidad , la encarnación y él génesis.
¿No han llevado a cabo tal tarea Foucault, Lacan o alguien más que nos haya precedido? Si ya todo lo que nos inquieta ha sido dicho, cuente a favor nuestro que recordarlo es algo que de cualquier manera nos vendrá bien realizar.
Una advertencia, tal vez innecesaria: no hay atajos en el camino del saber. Además, no hay ninguna garantía de que arribaremos a puerto seguro. La apuesta es que el trayecto de la transmisión nos salve de la tradición, tal como lo hace el deseo .
- neologismo producto de la condensación entre subducción y dicción.
San Pedro Garza García, N.L., a 26 de Octubre de 2015.
FURTHER INFORMATION
El seminario se llevara a cabo los días viernes 22 de Enero, de 15:00 a 19:00 horas y Sábado 23 de Enero de 2016, de 10:00 a 14:00 hs. y de 16:00 a 19:00 hs. en el centro cultural plaza Fátima, sito en Ave. Vasconcelos y Calzada San Pedro, en San Pedro Garza García N.L.
La cuota de recuperación por asistente será de 150.00 pesos m/n y podrá ser pagada in situ hasta 15 minutos antes de iniciarse el seminario.
Es necesario que quienes se interesen, confirmen su asistencia antes del día 21 de noviembre de 2015, llamando al teléfono, (81) 8378-3818, de lunes a viernes entre 8:30 y 14:00 hs.